Algunos mitos sobre el uso del cloro

Descubierto en 1774 por Carl William Scheele, el cloro es un compuesto químico de olor sofocante que dispone de utilidades tanto en el hogar como a nivel industrial, pues lo cierto es que su poder desinfectante, antibacterial y por supuesto blanqueador, se acopla perfecto a una amplia variedad de labores.

El hipoclorito sódico puede describirse como un compuesto químico cuya formula es NaClO, adicionalmente es importante indicar que se le concibe como un agente oxidante cuya disolución en agua es conocida popularmente como lejía. Así pues y partiendo de lo anterior, nos centraremos en esta ocasión en los mitos sobre el uso del cloro que circulan casi que, como verdades, pues la ciencia se ha tomado el trabajo de investigar que tan cierto o no llegan a ser las afirmaciones que sobre este químico se señalan una y otra vez.

Grandes mitos sobre el cloro

  • El cloro únicamente sirve para desinfectar: si bien esta es una de sus aplicaciones, el cloro tiene muchas otras funciones, así, por ejemplo, ayuda a potabilizar el agua para que sea apta para el consumo humano, dispone de acción antibacterial y de hecho es un componente de la sal de mesa.
  • Para blanquear la ropa se debe dejar remojar toda la noche en cloro: esta es una de las creencias más tradicionales que se maneja, sin embargo, se ha establecido que basta con entre 10 y 15 minutos para obtener un cambio considerable, dejar las prendas por más tiempo solamente va a favorecer su pronto deterioro.
  • Las plantas no deben tener contacto con cloro: se piensa erróneamente que si las plantas por alguna razón son regadas con la mezcla de agua y cloro estas se deterioran; la verdad es completamente distinta siempre y cuando se respete la indicación de que sea 1/4 de cucharada por cada litro de agua, combinado de esta manera resulta perfecto para controlar los ataques bacterianos.

El cloro como producto sanitario

Al ser un producto tan común resulta fácil emitir toda clase de apreciaciones respecto a su eficacia en distintas tareas, pero lo que no se debe pasar por alto es que el secreto para que todo tenga un buen resultado se encuentra es en saber disponer las medidas correctas, pues al ser un químico, los excesos pueden deteriorar los objetos o peor aún, actuar en contra de la salud.

Se sugiere entonces guardar el cloro en espacios frescos alejados del sol y especialmente en recipientes de plástico, nunca en los que son de metal ya que los oxidaría.