Cuál es el mensaje del Credo

Por ser una parte inamovible de la liturgia de la iglesia católica, el credo es considerado una oración básica que asimismo goza de gran misticismo debido a que se asume como una declaración de fe que ayuda a representar a la comunidad creyente. Puesto que la plegaria que hoy conocemos se lleva a cabo desde finales del siglo V, acudiremos a su gran relevancia y repercusión para intentar develar un poco cuál es el mensaje del credo, pues cabe anotar que la claridad sobre ello es fundamental para todo devoto de la Divina Trinidad.

Ciertamente el credo asume la misión de recopilar todas las revelaciones de Dios a través de frases articuladas, lo que nos lleva a inferir que para poder seguir asumiéndolo como eje de la iglesia es de vital importancia dimensionar exactamente lo que busca manifestarnos.

Lo que nos dice el credo

A partir de la premisa que insiste en que es necesario conocer para amar y amar para conocer, en primera instancia podemos empezar por señalar que el mensaje del credo se centra en reafirmar que Dios es el único y que además es el camino para encontrar la salvación y la vida eterna.

Se establece entonces como un medio para fundamentar la esperanza que brota de nuestro corazón pues ayuda a que el fiel pueda explicar con toda claridad aquello en lo que cree y se basa tanto su espiritualidad como su forma de vivir. En definitiva, toda la evangelización recibida con el paso de los años sería vacía si no existiera de por medio  esta fórmula que en su versión resumida se toma como el símbolo de la iglesia romana, mientras que en la versión extendida y detallada se pretende más que nada hacer claridad sobre los dogmas que rigen a los cristianos para ponerle punto final a los matices de herejía.

La estructura del credo

Este precioso himno dispone de una estructura netamente trinitaria, por lo tanto se presume que quien recibe el sacramento del bautismo lo hace en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Un solo Dios y tres personas divididas, esta es la razón por la cual la iglesia católica siempre ha debido luchar para hacer la claridad suficiente y que los devotos no resten importancia a ninguna figura pues son básicamente una unidad que puede manifestarse de variadas maneras pero siempre con el objetivo de guiar al ser humano mientras este lo acepte, a la total plenitud.