Oración para pedir protección al Arcángel San Miguel

El Arcángal San Miguel es el guerrero de Dios, por eso los cristianos en los momentos de desesperación y que se sienten desamparados, buscan su apoyo y piden su protección

Oración a San Miguel Arcángel

Arcángel Miguel, defiéndenos
Arcángel Miguel, príncipe de las huestes celestiales, protégenos del mal y de las persecuciones del diablo.
Garantiza nuestra seguridad. Le pedimos a Dios que lo ordene. Sin embargo, tú, príncipe de las huestes angélicas, vence a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo destruyendo almas y échalas al infierno con el poder de Dios. Amén.

Importancia de San Miguel Arcángel en la iglesia

En 1886, el gran Papa mariano León XIII (1810-1903) ordenó que la oración del Arcángel Miguel se recitara de rodillas después de cada Santo Sacrificio de la Misa. Esta potente oración fue omitida en el cambio litúrgico de 1969/70.

El Papa Juan Pablo II creyó en la realidad de la visión, como declaró el 24 de abril de 1994, en la Plaza de San Pedro: «Que la oración a San Miguel Arcángel nos fortalezca para la guerra espiritual…»

Oraciones al Arcángel San Miguel

Oraciones al Arcángel San Miguel. Foto por @boneman a través de Twenty20.

Defiéndete, Señor, contra todos los que conspiran contra mí
¡Lucha, Señor, contra los que se oponen a mí! ¡Lucha contra todos los que se oponen a mí!
¡Coge tu escudo y tus armas y levántate para ayudarme!
Permite que los que planean contra mi desgracia se retiren y se sonrojen de vergüenza.
Queda atrapado en su propia red y cae en su propio agujero.
Salmos 35 (34) y 1,2,4,8

Sin embargo, confío en ti, Señor, y declaro: «Tú eres mi Dios».
Mi destino está en tus manos; ¡rescátame de las garras de mis adversarios y perseguidores!
¡Permite que tu siervo vea tu rostro, y ayúdame con tu bondad!
Por favor, Señor, no me abandones, pues clamo a ti.
¡Permite que los malvados fracasen y callen!
Salmos 31-30, 15-18

Oración en tiempos de extrema aflicción

¡Padre Eterno! ¡Considera con compasión la miseria y la angustia de tus hijos! Si Tú, Dios de toda misericordia y consuelo, no intervienes, ¡todos pereceremos!

P

or eso, en Tu infinita bondad, reúne a los nueve coros de espíritus benditos, a todos los santos y beatos del cielo y a todas las almas desgraciadas del purgatorio, bajo la dirección de San Miguel Arcángel y de San José, patrón de los santos.

 

 

Amén.