Significado de las licencias

El término deriva de la palabra latina «licentia», que significa libertad. En el caso de una licencia, están el licenciante, que tiene el derecho, y el licenciatario beneficiario, por un lado. Ambas partes firman un acuerdo de licencia.

Existen derechos de uso de los derechos de propiedad industrial, como los modelos de utilidad, las concesiones, las patentes y las marcas registradas, en la industria, por ejemplo. Los acuerdos especiales de licencia, los acuerdos de concesión, los acuerdos de marcas y los acuerdos de patentes especifican las condiciones que se aplican a cada uno de los derechos de propiedad.

El término «franquicia» se utiliza a veces para referirse a una licencia asumida. Un acuerdo de licencia puede incluir también derechos especiales concedidos por un licenciante privado o estatal. Puede tratarse de una licencia de caza o de una licencia de jugador deportivo profesional, por ejemplo.

En consecuencia, un objeto jurídico debe ser siempre un bien inmaterial. Hay dos tipos de licencias: exclusivas y no exclusivas. Además, el término «licencia» no se aplica de manera uniforme. La licencia se conoce como derecho de uso en la ley de derechos de autor, por ejemplo. Sin embargo, ambas denominaciones son intercambiables. A pesar de que el significado de la licencia se reconoce en todos los ámbitos del derecho, sigue existiendo una definición jurídica legal.

Los orígenes de la licencia se remontan a las universidades de la Edad Media. Los «Licentiati» eran aquellos que habían superado el examen en la Universidad de Bolonia, pero aún no habían obtenido el doctorado. El doctorado se conocía como la ‘licentia promovendi’, que era el permiso, o la autorización, para optar a la mayor dignidad de la universidad.

La licencia sólo se consideraba un nivel preliminar del doctorado en las universidades alemanas, pero era un título académico en Italia. Hacia 1204, el rey Felipe de Francia expidió una licencia en una situación diferente. El monarca se encontró con el control de todos los derechos de venta de madera como resultado de este permiso. Felipe II concedió una «licencia vevendi», o licencia de venta de madera.

Sin el permiso del rey, nadie podía vender, donar o prestar su madera. Con el tiempo, las licencias de venta se ampliaron para incluir la tierra y, finalmente, todos los productos vendidos por los participantes en el mercado. Se cree que Ulrich Fuetrer de Flandes, que utilizó la palabra licencia para el cargo de una licencia de exportación, la popularizó. En la Ley de Patentes Imperiales de 1877 no se regulan los acuerdos de licencia ni las licencias, y el término licencia sigue sin definirse con precisión en la actualidad.

En retórica, la licencia es una figura literaria que tiene como finalidad solicitar permiso a una audiencia o persona para expresarse con completa libertad.

La literatura y la jurisprudencia adoptan diversos métodos. Inicialmente se pensaba que la licencia era un «permiso para utilizar la invención». El Tribunal Imperial se refirió a un «permiso de utilización» en 1911, y la Ley de Patentes de 1936 reconoció una «licencia obligatoria». Se trata de una expresión jurídica. Un término legal, tal y como lo define un jurista, es un término definido con fines legales y que tiene un contenido legal más o menos específico e innegable.

Esta idea de las licencias obligatorias abarca ahora todas las licencias concedidas obligatoriamente por el tribunal de patentes hasta la fecha, como se describe en el art. 24 (1) de la Ley de Patentes.

La Ley de Derechos de Autor de 1966 contiene una cadena de licencias, según el 32 a párrafo 2 frase 1 UrhG, sin embargo no se trata de una licencia, sino de un derecho de uso.

Si se estipula en el acuerdo de licencia, la licencia simple y no exclusiva permite al licenciatario fabricar un producto en el que se encuentra una patente, por ejemplo. Esto significa que el licenciatario tiene un derecho positivo a utilizar el derecho de propiedad intelectual.

La licencia exclusiva sólo concederá acceso a un territorio limitado, a un tipo de uso específico, etc. Entre las variantes de este tipo de contrato se encuentran la licencia de explotación y la licencia exclusiva, que no son tipos de licencia distintos porque vinculan el derecho de uso de la cosa a una sola empresa o a su propietario.

La cuestión de la llamada «in rem» aparece con frecuencia en la literatura y la jurisprudencia. La cuestión es si la licencia es un derecho in rem, o un derecho que está vinculado a una cosa. Se trata de derechos muy potentes. Son derechos absolutos en el sentido del principio de absolutez, y son eficaces contra todo el mundo. Se supone que una licencia exclusiva tiene un efecto «in rem» en el derecho de patentes.

También se supone que la licencia exclusiva tiene un efecto in rem en muchos otros derechos de propiedad intelectual, como los derechos de obtención vegetal, los derechos de marca, los derechos de diseño, los derechos de modelo de utilidad y los derechos de autor. Aquí es donde entra en juego la idea de la transferencia de finalidad. De acuerdo con esta filosofía, sólo se transfieren para su uso aquellos derechos que también son necesarios para alcanzar el objetivo mencionado en el contrato, la finalidad del mismo.